Cada año, como cierre del curso escolar, realizamos una salida a Rascafría las cuatro Casas de Niños de Leganés. En la salida participamos todos: niños, padres, abuelos, hermanos, profesorado y dirección; todos somos bienvenidos a disfrutar de un día en el que compartimos juegos, comidas, canciones, risas, charlas y hasta chapuzones en el río. Es un día para compartir, disfrutar y divertirnos, donde relajarnos y enriquecernos mutuamente, todo ello en un entorno natural muy agradable y tranquilo.
En esta etapa de Educación Infantil la interacción con el medio físico y social es clave en el proceso de aprendizaje de los niños, por eso, desde el equipo educativo, se prepara esta salida con mucha ilusión, teniendo numerosas y variadas razones que justifican esta salida al entorno, entre las que destacan las siguientes:
- Convivir un día el mayor número de familias de las cuatro Casas de Niños de Leganés.
- Facilitar la interrelación de los integrantes de los diferentes centros.
- Compartir juegos, actividades, comida, canciones, conversaciones, ...
- Fomentar la unidad de todos a pesar de estar en diferentes centros.
- Disfrutar de un entorno natural no habitual en nuestro día a día.
- Trabajar valores de respeto y cuidado por la naturaleza y el entorno.
- Ayudar al proceso de socialización, ya que desarrolla actitudes de cooperación, ayuda a la aceptación de normas de convivencia e invita al desarrollo de vínculos afectivos.
- Reforzar todo lo trabajado en el aula.
- Favorecer la participación e implicación de las familias en el proceso educativo de sus hijos.
La jornada comienza a primera hora de la mañana en la puerta de los centros mientras esperamos a los autocares que nos llevarán hasta Rascafría: ahí ya se siente la alegría y las ganas de disfrutar que llevamos todos. Una vez que nos ponemos en camino, los autobuses se llenan de canciones, risas y de “cuándo llegamos”, son tantas las ganas que no vemos el momento de llegar.
Cuando estamos en nuestro destino, todos cogemos nuestras mochilas y damos un paseo hasta nuestro pequeño refugio anual: una explanada a la orilla del riachuelo.
Después de ubicarnos, comienzan los chapuzones de los valientes que no se resisten ante el frescor inicial de las aguas del río, seguidos de los que no quieren perderse el primer chapuzón de la temporada aunque sea de una forma más calmada, jeje.
Entre baños, risas, charlas y diversión, llega la hora de comer, momento en el que las tortillas y filetes van y vienen de mano en mano, incluso dejamos un huequito para los bizcochos y postres especiales.
Una vez que hemos cargado las pilas, es el momento de los juegos grupales: la cuerda, el pañuelo, los globos de agua, los juegos de corro,…, todos disfrutamos y reímos como niños.
Poco a poco va pasando el día y llega la hora de regresar a los autocares. Una vez en ellos, emprendemos la vuelta a Leganés, y ahora las canciones dan paso a los sueños de los más pequeños: el día ha sido intenso y emocionante y es necesario un pequeño descanso.
A la llegada a nuestro destino, todos tenemos el mismo sentimiento: qué bien lo hemos pasado, cómo han disfrutado los pequeños, y también los mayores, ¡el año que viene repetimos!
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